¿Los hijos en las redes sociales alimentan nuestro ego?
«Desde hoy, tengo el honor de contar en este blog con la colaboración de Eliezer Marrero Correa, maestro especializado en Intervención en Educación Especial y Trastornos del Comportamiento, que trabaja como Educador en el único centro terapéutico de día que hay actualmente en Canarias.
Comparto su artículo que en esta ocasión trata el tema de las publicaciones de los hijos en redes sociales.
No cabe duda que es un tema controvertido y es cierto que cada persona puede ejercer desde la libertad su derecho a elegir cómo, cuando y dónde publicar imágenes que considera especiales de sus hijos y familia, pero también es cierto que este artículo no te dejará indiferente».
¿FACEBOOK? ¿PERO QUÉ HAS HECHO MAMÁ?
¿Una imagen qué vale, mas qué mil palabras? Quizás viendo lo que he tenido que ver, prefiero una conversación, a tomar como cierto lo que ven mis ojos, que viven en una sociedad sorda, jerarquizada por la imagen “escogida” de lo que tenemos, hacemos y somos. Hace muchos años, las líneas del párrafo que siguen, se hicieron un dogma para una generación de padres e hijos “digitalizados”:
“Sí puedes verlo, es cierto“
Este dogma pone a disposición de nuestro ego, una herramienta tecnológica, que nos aleja de nuestra auténtica identidad como madres, padres y educadores.
Se ausentan las melodías de las palabras cruzadas, en las conversaciones entre padres e hijos, que conllevarán a que sean aún menos entre hijos y padres durante la adolescencia, todo lo que hacemos con nuestros pequeños, se reduce a una acción, “PUBLICAR IMAGEN”.
Da igual que durante todo el día no le haya dado un beso o abrazo, esa foto que suba a Facebook, será de película Disney. Estaremos desde ese momento atentos a cuántos “Likes” nos pulsan en la foto, “cuántos más, mfaebookejor”, cómo si fuese mejor madre por la cantidad que reciba de ellos.
A la foto del beso o abrazo, que quizás comienza a dejar pistas de lo que nuestro ego, tanto se esfuerza en ocultar o rechazar, le siguen “las cosas que le compro”, “las cosas que soy capaz de hacer por mis hijos”…y así sucesivas fotos que hablan de nosotros, pero sin nuestra presencia como padres, pues escoger lo que mostrar, no es lo mismo que mostrarse como uno es, y peor aún cuando lo hacemos en una red social, poniendo a disposición de los demás la infancia y adolescencia de nuestros hijos, ¿dónde ha quedado su intimidad?, seguramente detrás de nuestra necesidad de recibir aprobaciones y halagos, de las acciones que hacemos como madres y padres.
«Ni que decir tiene que el motivo que lleva a publicar imágenes de los hijos en facebook puede ser variada y no por menos en ocasiones respetada y en otras enjuiciada, no nos engañemos hay madres y padres que llegan al paroxismo y en su hermoso sentimiento de orgullo no sabe regular su afán por compartir los avances de sus pequeños, y os confieso que yo en ocasiones me he extralimitado.
Ahora con un hijo en edad preadolescente, él me trasmite su incomodidad cuando en ocasiones le hago alguna foto y me dice que no la desea y mucho menos si es para publicarla, pero yo cuento con ventaja y es la de su edad (sabe lo que quiere y lo que no quiere) y es que en ocasiones no podemos controlar el orgullo que sentimos,¿O será nuestro ego?. También hay madres que viven de las redes sociales y que hacen negocio de la imagen de sus angelicales y fotogénicos hijos».
Gracias a estas redes sociales, retroalimentamos nuestra autoestima, los unos a los otros, tomando como ciertas las cosas que vemos. La trampa de pensar, que la foto de una montaña, “es la montaña“, como hace décadas nos contaba J. Krishnamurti. ¿Qué diferencia hay entre el muro de tu casa y el “muro” de tu red social? ¿Acaso llenas la fachada de tu casa con las fotos de tus hijos? Abusamos de su inocencia y desconocimiento, privándoles por completo de su derecho a la intimidad, pues dentro de 15 años, habrán cientos de miles de adultos que tendrán que asumir que auténticos desconocidos pueden tener las fotos de momentos especiales de su infancia: sus cumpleaños, vacaciones en la playa, etc.. en su disco duro.
Es por ello, que apagué las cámaras con las que enfocar, o mejor dicho quizás, “vender” mi vida familiar a los demás, para verla por mí mismo; y merece la pena, mil palabras dan para mucho, en una sociedad muda, en la que he encontrado el momento de sacarme un selfie con mis hijos, y buscar mil palabras para resolver la pregunta, ¿quiénes somos en realidad?
«Esto me recuerda a mis viajes, cuando estoy frente a un paisaje o un momento único y especial y siento la inmensa necesidad de congelarlo en el tiempo, y de manera automática hecho mano de la cámara, aunque eso me ha hecho en ocasiones perder la frescura, lo real y autentico de ese instante».
“El ego, es el retrato de la ausencia de la autoestima”
Susana Caloca González, Psicóloga Clínica.
Eliezer Marrero Correa http://emociones.eu/
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Carmen Fernández Rivas
Educadora Certificada en Disciplina Positiva para Padres y en el Aula (CPDPE) & (CPDCE) por la Positive Discipline Association EE.UU.
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